Nopal: el árbol sagrado y resiliente
Esta planta fue el fin del peregrinar mítico, en julio de 1325, cuando los aztecas encontraron el oráculo: el nopal sobre el que se posaba el águila real agarrada con una de sus patas de una tuna. Era una tuna que simbolizaba al corazón humano, llamado teonochtli (tuna divina) o cuauhnochtli (tuna de águila). El nopal era sagrado, cósmico, con las raíces conectaba al inframundo y con las tunas al cielo.
En la vida del día a día los nopalitos, como les decimos, se comían cocidos, asados, crudos; combinados con carnes de venado, guajolote o huachinango; mezclados con hueva de Axayacatl, con hormigas Azcamolli o con sus flores en ensaladas. El fruto se consumía de la planta a la boca, era convertido en miel, queso de tuna, o cerveza llamada nochoctli.
Del insecto que se cría en el nopal, la cochinilla, se obtenía el color granate, que era la pintura para la piel, para la vestimenta y, probablemente, para el cabello de los Huachichiles, chichimecas de las latitudes potosinas, caracterizados por sus cabelleras púrpuras.
El mucílago (la baba) era la medicina para la parturienta, combinado con grasa de insecto se usaba como crema para pies, labios y manos gastadas. Con la baba se fijaban los colores en telas y murales, se limpiaba el agua turbia, se usaba como pegamento en la argamasa para unir adobes y enlucir paredes.
Una de las primeras representaciones de la fundación de Tenochtitlan es el Teocalli de la Guerra Sagrada, monolito hallado en las inmediaciones de lo que hoy es el Palacio Nacional y que data de la época de Moctezuma Xocoyotzin (1502-1520). Se trata de un bajorrelieve donde aparece un águila dorada devorando una serpiente de cascabel parada sobre un nopal que emerge del cuerpo de una deidad y, a manera de tunas, ostenta corazones.
Hace 20 mil años, aproximadamente, cuando los primeros pobladores llegaron a la cuenca de México y vivían como nómadas cazadores y recolectores encontraron varios géneros de cactos de los cuales se alimentaban, del nopal son los mayores y más antiguos registros que se tienen.
Este vegetal habría sido domesticado hace 9 mil años y, junto con el maguey, el maíz y el frijol, fue el alimento principal de los grupos chichimecas. Ellos lo llamaron nohpalli, voz náhuatl que se transformó en nopal a la llegada de los españoles.
Esta planta además de formar parte de nuestro escudo nacional es aprovechada de muchas formas. Como fuente de alimento, sus brotes tiernos así como sus frutos (las tunas) se consumen en todo el país. El nopal, de textura dura, color verde y cuerpo espinoso, se encuentra desde el norte hasta el centro de México.
De aproximadamente 200 especies de nopales, 101 (93 de Opuntia y ocho de Nopalea) viven en México. De las noventa y tres especies de Opuntia, sesenta y dos son endémicas del país y de las ocho especies de Nopalea, seis son endémicas, según la botánica Leia Scheinvar.
Los podemos comer crudos, cocidos, asados, encurtidos, en licuados, es uno de los alimentos más versátiles, incluso como botana deshidratados y con chilito. Al comer una rica ensalada de nopalitos podemos imaginarnos lo que ha significado este alimento para culturas como las del norte en donde la mayor parte del año comían raíces y nopales esperando la dulce llegada de las tunas. Este alimento nos ha acompañado desde tiempos inmemoriales. En el Valle del Mezquital, Hidalgo, se cuecen las cáscaras de las tunas en agua con ajo y bicarbonato de sodio, se rellenan de escamoles y luego se envuelven en pencas de maguey para cocinar en horno de tierra.
En México la diversidad genética de las tunas es impresionante, como sabemos las tunas son el lujo del nopal, es hermoso observar como aparecen las flores que darán luego lugar al fruto, pueden ser de varios sabores y colores: blancas, amarillas, anaranjadas y rojas. La gran mayoría de las tunas que se cultivan en territorio nacional son las tunas cuya carne es de color blanco o verde pálido. El Estado de México es el principal productor, el 42 por ciento de la producción se concentra en esta región. De toda la producción nacional, el 98.2 por ciento se consume en México.
Actualmente el cambio climático es uno de los más grandes retos que el mundo debe enfrentar, y en el futuro las sequías prolongadas y la desertificación son los temas – entre otros-, que atenderán muchos países. Las cactáceas están siendo de creciente interés alrededor del mundo en particular el nopal (Opuntia ficus-indica) debido a sus características únicas, las cuales le proveen resiliencia a las condiciones mencionadas. El nopal es capaz de crecer en tierras donde otros cultivos no prosperan. Puede ser usado para la restauración de tierras degradadas en muchos países, lo que le da esa característica de cultivo resiliente.
Fuente: http://www.fao.org/3/i7628es/I7628ES.pdf
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