Adivinanza:
Una vieja tan, tan gorda, con la cara desteñida,
como tiene un solo pelo se entierra tan afligida.

Imaginemos por unos minutos lo que fue el encuentro de los conquistadores al llegar a México y descubrir la grandiosa y bondadosa naturaleza y culturas existentes, y luego a aquellos cronistas que jugaron un papel fundamental intentando describir las maravillas que irían descubriendo. Algunas de estas maravillas con categoría de dioses como el maíz y el cacao hoy están presentes en el mundo entero y quizá sin recordar que ha sido de lo más relevante gastronómicamente hablando este tributo.

Bien lo menciona el escritor y poeta Salvador Novo (1904-1974), cronista de la ciudad de México, quien defendió la identidad y los valores de lo mexicano:

Lo que de más valioso se llevarían de México los conquistadores no es ciertamente el oro – el teocuítlatl, el excremento de los dioses. El oro es muerte, inercia. Se acaba, se esconde, permanece en su ser o cambia simplemente de manos codiciosas. Lo bueno –cualli– es lo que da alimento al hombre y lo que, como el hombre, es capaz de reproducirse y prosperar, frutecer, ser eterno, nuevo a cada primavera, a cada reencarnación. Ésa es la verdadera, la imperecedera riqueza; la que cuando México entrega al mundo, su cesión no constituye un despojo que lo prive de su riqueza natural no que lo empobrezca; sino una fraternal comunicación de sus bienes. Lo que no se agota: nuestras semillas, plantas, frutas; que llevarán por todo el mundo el tributo generoso de México; que propagarán los dulces, los significativos nombres que aquí recibieron, los árboles, las plantas, las flores y los frutos: ahupehuetl, chilli, auácatl, tómatl, xempoalxóchitl, cacáhuatl.  Del libro Cocina mexicana.

Y a manera de que nosotros como mexicanos reconozcamos estas aportaciones compartimos un listado de 31 ingredientes de identidad que ha propuesto Margarita Orellana en Artes de México, número 122, para que cada día de diciembre las conozcas, las valores y las hagas tuyas pues son ese legado que la Madre Naturaleza nos ha dado y que está esperando las reconozcamos como propias y sobre todo las consumamos.

Respuesta: La jícama

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