– Por Jorge Gómez, Sommelier de Wine Art School,
y docente de enología en Culinary

Qué es la cata
La cata es el examen sensorial que se realiza al vino con el objetivo de conocer sus características organolépticas. Decimos análisis sensorial porque en ella intervienen cuatro de los cinco sentidos que posee el ser humano: la vista, el olfato, el gusto, y el tacto (este último desde el punto de vista de las sensaciones táctiles que produce el vino en la
boca). La cata de vinos consta por tanto de tres fases: la visual, la olfativa y la gustativa, y esta última se divide a su
vez en entrada o ataque, evolución o paso en boca, y final de boca o retrogusto.

El origen de la palabra cata, no es más que un galicismo que coincide fonológicamente con la palabra francesa que significa «degustación». En lengua inglesa, la palabra «tasting» también puede ser utilizada como sinónimo de degustación o prueba, que simplemente es el acto de saborear o beber pequeñas cantidades de vino por placer o disfrute, sin necesidad de evaluación o comparación. No obstante, «cata» también es definido como el evento organizado para tal fin.

En las catas (eventos) los vinos se suelen agrupar en «tandas», para que aquellos que participan en ella pueden escribir comentarios, impresiones o testimonios sobre cada vino que prueban o examinan mediante las denominadas «notas de cata». La cata de vinos implica siempre comparación y valoración, por muy subjetiva que ésta sea.

Tipos de catas
En primer lugar, es necesario conocer los tipos de catas más habituales. Así, por su naturaleza, las catas de vino pueden ser de cuatro tipos bien diferenciados: cata técnica (realizada por los enólogos o viticultores para evaluar la calidad del vino
producido en la bodega), cata comercial (esta la realizan los comerciantes de vino), cata maridaje (evaluación por parte de
chefs o sommeliers) y cata privada (generalmente guiada por el anfitrión y realizada por los invitados a una comida o cena). Por la manera de realizarse, se pueden dividir en cata a botella descubierta, cata a ciegas y cata doble ciega. Otra clasificación, según las añadas, distingue la cata vertical (mismo vino de añadas distintas) de la cata horizontal (distintos vinos de la misma añada).

La cata a ciegas
La cata ciega que aquí nos concierne, por tanto, consiste en el análisis sensorial de vinos cuya procedencia, marca e incluso añada se desconocen por los catadores, para que el profesional o aficionado no se deje influenciar por la popularidad de un determinado vino. Se trata de un formato que es de uso común en la cata comercial y se puede realizar por profesionales, periodistas o amantes del vino en general, ya sea en concursos, o simplemente por diversión o para adquirir conocimientos.

En las catas a ciegas las botellas suelen cubrirse con papel o bolsas térmicas. Tiene como objetivo principal que la marca
del vino o la bodega productora no influyan en la valoración del vino. La cata a ciegas es también la mejor manera de poner a prueba la sensibilidad de la nariz, vista y boca de todo aquel que quiera iniciarse en el mundo de los vinos. Su versión más extrema es la cata doble ciega, aquella en la que generalmente no se sabe ni la temática general, ni el orden de servicio de los vinos, el cual es realizado por personas ajenas a los catadores. Está muy de moda en algunos concursos, aunque es algo caótica en el plano profesional debido a su extrema dificultad analítica.

Como conclusión podemos decir que la cata a ciegas sirve, además de para juzgar los vinos sin preconceptos o prejuicios, como test para medir la experiencia de un catador, sea profesional o aficionado. ¿Qué piensas?, ¿te animas a participar?, te leo en los comentarios.

¿Te gustaría saber más sobre el mundo de los vinos?

Consulta nuestro Diplomado en Sommelier y Diplomado en Vinos y espirituosos.

Las inscripciones están abiertas.