La uva Nebbiolo
– Por Jorge Gómez, Sommelier de Wine Art School,
y docente de enología en Culinary
El nombre de Nebbiolo viene de la palabra Nebbia, que en el dialecto piemontés, significa niebla. Esto es, porque la región del Piemonte está ubicada en la parte más al norte de Italia, casi en las laderas de la Cordillera de Los Alpes. Y es muy común que densos bancos de niebla desciendan hacia los valles donde están los viñedos de la uva Nebbiolo.
La uva Nebbiolo es originaria de la región italiana del Piemonte en el norte de Italia; da excelentes vinos, complejos y bien estructurados. No por nada son reconocidos a nivel internacional. Además, estas uvas no crecen en lugares cálidos, sino todo lo contrario, son cultivadas en regiones de condiciones climáticas frescas.
Los Nebbiolo son vinos color rubí; no vas a encontrar uno de estos vinos con un intenso e imponente color oscuro como el Syrah o Cabernet Sauvignon. Es un vino que en la copa da la impresión de luminosidad y delicadeza. En boca, son fuertes y poderosos, cuentan con sabores y aromas complejos entre los que se encuentra las rosas, cerezas, trufas, menta e incluso pueden encontrarse tonos de alquitrán, tabaco y cuero. Todo acompañado de abundantes taninos y elevada
acidez.
Es un vino tinto que se disfruta mejor cuando ha sido envejecido; los Nebbiolo que cuentan con 10, 15 o más años tienen un mejor sabor que aquellos que podemos encontrar en diversas vinotecas o supermercados, que suelen ser vinos jóvenes.
Esta variedad es autóctona de la región de Piemonte, donde es utilizada para crear, entre otros, dos excelentes vinos: el Barolo y el Barbaresco. Ambos son tipos de vinos y Denominaciones de Origen al mismo tiempo, los cuales pueden ser considerados como los mejores vinos de toda Italia. El vino Barolo es conocido en Italia como “el vino de reyes, el rey de vinos”. Sin duda un vino que puede desarrollarse por años y años, de los más longevos de Italia.
Ambos son considerados vinos altamente estructurados, tánicos y, en ocasiones, demasiado poderosos. Una de las razones de esto es que de forma natural la uva tiene mayor contenido de polifenoles (taninos), en comparación con otras variedades. Además, la Nebbiolo es una variedad que madura muy tarde, en ocasiones hasta el mes de noviembre.
Características organolépticas
Los aromas de los vinos Nebbiolo pueden ser interminables. Un buen Nebbiolo puede capturar tu nariz durante una tarde completa. Aromas de frutas como cereza, granada, ciruelas y zarzamora; también ofrecen un intenso perfil de tierra húmeda, bosque, rocas, tabaco, castañas, hongos portobello y muy especialmente con las trufas, las cuales son el
emblema culinario de esta región.
La uva Nebbiolo no es tan viajera como la Merlot o la Chardonnay; es decir, no la encontramos por todo el mundo. Fuera de su natal Italia, sólo en alguna parte de California y México es donde podemos probar cierta cantidad de vinos hechos con esta uva.
En México existen algunos productores que la postulan como una de las posibles uvas emblemáticas del país. Entre los enólogos que apuestan a la calidad que esta cepa puede alcanzar en México se encuentra, por ejemplo, José Luis Durand, chileno de nacimiento y quien lleva ya varios años trabajando en el Valle de Guadalupe. Él utiliza esta uva en tres de sus vinos: Enzo, blend de nebbiolo y grenache; Enzo B side, blend de nebbiolo y petite sirah, y finalmente su vino insignia: Ícaro, blend de tres cepas: nebbiolo, merlot y petite sirah.
Otro productor mexicano que embotella nebbiolo es L.A. Cetto en dos de sus vinos: uno de ellos es 100% nebbiolo, y es parte de su producción de Reserva Privada. El otro vino que produce es de su línea Reservas Conmemorativas, Angelo Cetto Reserva Platino, el cual contiene cuatro cepas: cabernet sauvignon, nebbiolo, montepulciano y petit verdot.
Maridaje
Esta uva es excelente para acompañar comidas, pero no de cualquier tipo. La comida de Piemonte no es la típica comida italiana que se conoce en nuestro país: las proteínas y los ingredientes son muy diferentes; el estilo es mucho más sustancioso. Por su rica acidez, esta variedad es muy fácil de maridar; hay que considerar, claro, los marcados taninos, que exigen ser acompañados de un platillo con una cantidad generosa de grasa, como carnes rostizadas, acompañadas de vegetales tipo pimientos e incluso el radicchio, pueden ser buena opción. Risottos, polenta y gnocchi son platillos que, si se preparan con una salsa cremosa y hongos, crean la resonancia perfecta de aromas. Incluso una salsa de mantequilla tostada con trufas puede ser uno de los maridajes clásicos para estos vinos.
Así que, si te encuentras con algún platillo con trufas y alguna proteína rostizada y lo acompañas con un vino con la uva nebbiolo, ya tienes la batalla ganada. Preparaciones a base de mantequilla o aceite de oliva no fallan, o carnes con un buen marmoleado como un rib eye o, por supuesto, un pato braseado. Va de maravilla también con salsas cremosas como la bechamel. En cuanto a quesos, se lleva bien con el feta y el parmesano.
A la Nebbiolo también le caen bien los platos de verduras, pero eso sí, que sean preparaciones especiadas y de cocción larga. Bien dicen por aquí que lo que crece junto, va junto, así que, ¿qué tal un Nebbiolo bajacaliforniano acompañado de unos taquitos de birria tatemada?
¡Salud!
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