¿Te has preguntado cuál es el origen del frijol o desde cuando ha estado presente en nuestra gastronomía?, este ingrediente tan cotidiano en la cocina mexicana resulta ser nativo de Latinoamérica y nos representa dentro del panorama mundial. En este artículo veremos un poco de su historia y repercusión en la cultura culinaria.

El origen de esta legumbre se remonta a más de 8,000 años, puntualmente en la región de Mesoamérica y Los Andes. La semilla que se extrae de la vaina ya madura es lo que conocemos coloquialmente como “frijol”, en cambio cuando la vaina está tierna la semilla recibe el nombre de “guarnición”.

Aunque su cultivo se realiza a lo largo de todo México, es en cuatro estados donde se produce la mayor parte debido a las condiciones favorables de las que goza su suelo y clima: Zacatecas, Durango, Chihuahua y Sinaloa.

Existen más de 100 especies del género Phaseolus, al que corresponden los frijoles, y al menos 70 son originarias de México, donde cuatro han sido domesticadas dando como resultado el frijol común, el tepari, el ayocote y el combas. Las variedades más conocidas son el azufrado, el mayocoba, el negro jamapa, el peruano, el flor de mayo y el flor de junio.

Esta diversidad ha permitido que los frijoles siempre hayan estado presentes en la dieta de millones de mexicanos, y es que una taza de frijol aporta el 50% de la recomendación diaria de fibra agregando solo 228 calorías al cuerpo, sin mencionar que tiene un alto contenido de proteína vegetal y una gran cantidad de minerales, además de ser un alimento que se caracteriza por tener vitaminas del complejo B (tiamina, niacina, riboflavina y ácido fólico) y minerales (calcio, hierro, fósforo, magnesio y zinc) y por último antioxidantes y ácidos grasos omega 3.

Por ello no es sorprendente enterarse de que en la década de los 80’s una persona promedio consumía al año 16 kilogramos de frijol, no obstante, algo ha pasado con este ingrediente tan nutritivo, pues en la actualidad esta cifra ha descendido radicalmente a 8.4 kilogramos anuales.

Cabe resaltar que a lo largo de la historia la variedad de platillos que incluyen frijol ha crecido exponencialmente, entre ellos encontramos frijoles refritos, charros, caldosos, puercos, rancheros, de la hoya, tamales de frijol, sopa de frijoles, enfrijoladas, ceviche de frijol, molletes, frijol con puerco y frijoles con huevo, por mencionar algunos de los más conocidos.

El frijol ha marcado una pauta en la dieta de nuestro país formando parte vital de su gastronomía y todo es resultado de una macro producción de miles de años atrás. ¿Qué dices, te animas a aumentar la cifra de consumo anual?